martes, 15 de agosto de 2017

Revista Micro Manía segunda época: historia de mi colección

      Era un sábado por la tarde del año ´91 cuando dialogábamos con mi padre sobre la necesidad de adquirir una nueva computadora ya que la que teníamos desde e año 87´, una Commodore 64, estaba quedándose en el tiempo siendo aventajada por las novedosas PC´s.

Mi padre me dijo "hace poco vi unos locales nuevos y en uno hay una "casa de computación" vamos a ver qué tienen. Aquel comentario disparó mi ilusión al infinito y partimos hacia el lugar.


Entramos al local y había dos muchachos, uno atendía y el otro curiosamente jugaba un juego de PC, en el que movía un personaje por un escenario muy colorido y bien detallado, lo cual lo hacía muy llamativo. Cada tanto el muchacho ojeaba una revista de tamaño enorme que parecía estar relacionada con el juego y volvía a su faena en la pantalla.  Sin saberlo en ese momento, estaba viviendo un momento que quedaría en mi para siempre.

Mientras mi padre dialogaba con el vendedor  (si hubo algo que le gustó a mi padre en esta vida, fue charlar con la gente, pocas veces vi personas tan apasionadas por el diálogo) yo seguía atento a lo que ocurría en la pantalla hasta que en un momento desvié mi atención hacia la revista que el muchacho consultaba periódicamente... en un momento la levantó del mostrador donde se encontraba y pude observar unas enormes letras rojas en un fondo amarillo, con un dibujo imponente para esa época.  Aquella revista y aquel juego eran un combo mágico que me había dejado extasiado.  Por aquel entonces yo era solo un niño de 11 años y no se me ocurrió preguntar al muchacho desconocido para mi,  por el nombre del juego ni por la revista, solo incorporé el recuerdo que quedaría en mi mente por el resto de mi vida.









La casa de computación como se ve hoy día... Se transformó en un local de electrónica.
Una de las pantallas que vi aquel día. Esa puerta extraña resultó ser el Sistema Anti copia.

                                   

Ese día finalmente mi padre se interiorizó sobre configuraciones y precios de las PC´s.
Cuando salimos del local, hice la pregunta de rigor: ¿y qué te pareció? La respuesta fue "en los días próximos la compramos"  Hasta ese momento él se refería solo a la PC que fuimos originalmente a ver.  En mi mente estaban la PC, el juego y la revista. De aquella revista no podía olvidar la ilustración de portada, las frases pegadizas, los colores.. era mágica.
Pasó el tiempo y obtuve mi añorada PC, la pobre Commodore 64C fue guardada en su caja y el cajón lleno de Joisticks y Juegos en casette quedó a un lado.  Poco tiempo después desgraciadamente cometí el error de vender la Commodore 64 con sus accesorios ya que consideré que nunca volvería a utilizarla por ser la PC superior... errores que uno comete en la vida ;)

En esos años era difícil conseguir material, en los kioskos de diarios que frecuentaba no había ni por asomo revistas de informática, menos de video juegos por lo que me resultaba un tema esquivo. Incluso en los lugares donde solía proveerme de juegos no las había, teniéndome que guiar por el consejo de la persona que "grababa" juegos o bien intuir por el nombre del juego si sería atractivo, hasta que un día estando con un amigo, "grabamos"  Maniac Mansion. Grata fue mi sorpresa cuando llegué a casa y cargué el juego para encontrarme con aquella aventura que había visto tiempo atrás.  Jugué hasta el cansancio, desde ya que era muy difícil para mi edad y quedé trabado en determinados puzzles por lo que sentía que necesitaba de esa revista que había visto alguna vez...

El problema era dónde conseguirla, en esa época los recursos de búsqueda eran escasos, todo se limitaba a buscar por las zonas donde uno frecuentaba.. no existían ni por asomo las facilidades que hoy tenemos en un mundo tecnológico.

Un día, un querido amigo de la infancia llamado Marcos, con quien habíamos cursado parte de la primaria , me contó de un compañero suyo de secundaria que también tenía una PC, por lo que quedamos en ir a visitarlo.. grata fue la sorpresa cuando nos mostró sus revistas y se trataba de la tal Micro Manía que yo había visto aquella vez.. el amigo de mi amigo tenía varias de ellas, mi felicidad y ansias por leerlas era enorme, cada párrafo que leía y cada imagen que veía quedaban atrapados en mi memoria, el lenguaje con el que estaba escrita me resultaba muy ameno.  Ese día volví a casa con una sola sensación: debía tener mis propias revistas para verlas cuando quisiera. 


Continuará....

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